domingo, 20 de diciembre de 2009

Continua....?

Se abrazó a si misma con una media sonrisa, mientras apoya su cabeza en la puerta y mira a su alrededor. Era perfecto. Apartado y pequeño, absurdamente perfecto. Tomó su mochila del suelo y la lanzó a la cama antes de dejarse caer ella en esta también, con los brazos doblados detrás de la cabeza y mirando al techo blanco. Si, todo iba a estar bien
El recuerdo fue rápidamente bloqueado. No quería recordar esa noche terrible en la que la oscuridad casi la había consumido, quería recordar algo mejor, algo mas dulce. Pero como siempre que nos intenta encontrar un recuerdo, la carrera para dar con otro que le agradase era muy difícil, y ella estaba cansada. Suspiró, volviendo a sentarse y luego de unos instantes de duda parándose. Ya tenía a donde ir, y el apartamento no se iría a ningún lado, así que podía salir.
Cruzó la puerta y la cerró sin seguro tras de si. Bajó los escalones con pasos rápidos pero acostumbrados y llegó al primer piso, a la salida. Se despidió con un movimiento de la mano del guardia y salió.
-Mierda-susurró con la mano en la baranda de la puerta y observando al exterior.
Y eso era: una mierda. Eran todos unos engendros oscuros y deformes, de piernas y brazos largos y ojos claros que caminaban con sus pasos pausados de gigante. Ninguno se miraba entre si mientras transitaban por las calles de una ciudad igual de enorme, oscura y deforme. Pensamientos. Volvía a estar dentro de su cabeza. De pronto, uno de los pensamientos giró su cabeza con lentitud y la miró con sus vacíos ojos blancos. Una boca se formó en sus labios y los brazos se estiraron hacia ella con la misma lentitud del resto. La chica no pudo moverse en todo el penoso transcurso. La iba a matar, la iba a matar. Toda su vida había sido perseguida por entes que se encontraban afuera, entes peligrosos y temibles que ella había sabido esquivar con la maestría de alguien que protege su vida. Entonces, los brazos del pensamiento se quedaron junto a su cuerpo, con las manos de dedos largos hacia adentro. Si no es porque era una locura hubiese jurado que la miraba con dulzura.
Se giró y huyó hacia el edificio que le daba seguridad. Pero tampoco era seguro. Sus paredes, antes de ladrillos, ahora eran de negrura vivida y palpable. Volvía, derrepente y sin aparente explicación, a estar corriendo por los pasillos de su mente. Felicidad efímera que me has robado, demonio. Relegó la voz a narradora a lo mas lejano que pudo de los callejones. De pronto, una pared apareció ante su incrédula mirada, sin razón aparente. Y una mano fría se le robó el aire de los pulmones. Sus ojos se abrieron y su boca también, unos buscando respuestas, otros buscando aire. Ninguno encontró lo que buscaba, como suele pasar. ¿Y que se hizo de la luz blanca? ¿Donde estaba? ¿A donde la llevaría? Ah... Ahí estaba el aire y los ojos rojos mirándola.
Corre que te corre, que el mañana puede existir en ese pequeño apartamentito, solo no te lances a las manos de tus pensamientos.

N: Y es que pasa
D: ¿El que?
N: ¿Tu sigues aqui? ._.
D: Claro... ¿A donde mas deberia poder ir?
N: Deberias estar en... Bah, que mas da. Sigue el chocolate...
D: ¡Worf! ¡Chocolate!

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