martes, 30 de agosto de 2011

Un día el silencio se fue a mas y se volvió en palabras bajó tus dedos. Tomaste el teléfono y llamaste a la única persona que sabias que estaría siempre allí y juntos se sentaron en una hierba amarillenta de soledad, con un árbol dormido por el otoño. Aquella tarde se inventaron las nubes de algodón blanco en un cielo azul marítimo impoluto como si de artistas se trataran. Se confesaron a media voz, sin mirarse a los ojos todo lo que sus pechos habían atrapado desde hacia años. No costó mucho, lo habían pensado por tanto tiempo, lo habían imaginado tantas veces que las palabras salían con el dolor de alguien que sabe lo que debe decir y no ha podido, pero el alivio de quitarse un peso de encima.

Confesaste que no sabias lo que hacias, que te persiguía un deseo de perfección infundado pero irremediable contra el que habías peleado desde que lo descubriste, pero con una obsesión no había forma de pelear, tenía mas voluntad que tú. Encontraste un conejo negro en la blancura acolchonada de las nubes inventadas. Confesó entonces que no entendía lo que hacia y que lo perseguía el deseo de la imperfección, de errar con libertad como todo humano, pero contra las obsesiones no había forma de pelear, que tenía mas voluntad la obsesión. Encontró entonces los ojos de una mujer entre el azul marítimo del cielo.

Hablaste, hablaron, te habló por horas. No recordabas ya después de un rato que tanto habían hablado, que tanto habían dicho pero tenias esa sensación de satisfacción del pecho que solo sobreviene las buenas conversaciones, cuando logras hablar de forma clara. No recordabas la última vez que habías logrado hablar así con alguien y cuando te giraste para mirarle no encontraste nada.

Y en el cielo encontraste la figura de un tren, de un tren acariciado por la luz naranja del atardecer que le llevaba lejos, cabalgando nubes que no estaban allí.

viernes, 5 de agosto de 2011

No perfect

- There is no such thing as perfection.
- Well then, I guess you are stuck with me.