miércoles, 18 de agosto de 2010

Sol desconocido

Un conjunto de imposibles, de conejos disfrazados de dudas y dudas destrozando la e que les falta para convertirse en deudas. Una tarde en Madrid, recostada ante un sol que ni me conoce ni lo conozco, esperando que sus rayos se lleven mis dudas sin e's como favor a un errante sin herraduras. Y la gente pasa a mi lado sin verme, discutiendo futiles temas, caricias compartidas entre letras. Por que estas almas en pena no soportan el silencio, ni siquiera el propio, tienen que llenarlo de opiniones, de sentidos, de filosofias inventadas, de dietas y sexo en la alacena. Ellas tiene mas deudas con e que dudas sin ella. Y yo, que recibo las caricias de un sol desconocido me preguntó si alguna vez se escuchan. Ingenuas en medio de su perversidad. Almas ruidosas en un silencio falseado. Que dicen y dicen, que mienten y mienten y no encuentran imposibles ni conejos ni deudas machacadas. Y entonces esas almas se van por donde llegaron, por la calle, y me dejan a mi resolver lo imposible, decir lo impensable, amar lo que indescifrable.

D: ¿Si ves? ¡Te lo dije! Los conejos son imposibles disfrazados.
N: No.. Dijiste que los imposibles eran... oh, olvidalo, eres imposible.
D: ¡Siiii! ¡Soy un conejo!

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