- ¡Blasfemo!
Se detuvo, parpadeando increíblemente sorprendido. En un comienzo había querido seguir derecho, pasar y seguir su camino a su casa, pero aquella repentina acusación lo hizo devolverse, quitándose el sombrero de paño y parándose frente a ese hombre con expresión sorprendida y humilde.
-Discúlpeme señor, pero mi religión me prohíbe ser tal cosa- respondió con total sinceridad.
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